La Constitución Política de 1991 es un
texto digno de admirar, aunque quede el sin sabor de un inadecuado ejercicio legislativo que se
deriva de dicho texto, todo esto porque muchas de esas leyes son simplemente
parte de un cumulo normativo inoperante y disperso que en gran medida no se
ajustan a la realidad colombiana, sin embargo no se puede desconocer la
preponderancia de la carta y los escenarios que se abrieron a partir de su
promulgación, puede entonces aplaudirse el hecho de que los ciudadanos hoy
cuenten con mecanismos de participación
ciudadana y acciones que permiten la
protección de sus derechos, aunque hay que decir que a pesar de contar con
dichas herramientas, la democracia participativa que se quiere alcanzar,
todavía está lejos de ser una realidad. El ejercicio democrático todavía se
puede dividir en un aspecto puramente procedimental, como lo es el sufragio
universal, más conocido como el voto. Este mecanismo de participación ha sido objeto
de múltiples críticas, por los altos niveles de abstencionismo.
Como ya se dijo la
constitución política de Colombia es digna de admiración, sin embargo ha sido
utilizada en muchas ocasiones para el beneficio de los gobiernos, que lamentablemente
usan el acto legislativo para hacer reformas a artículos de la Constitución,
cambiando paulatinamente su esencia, configurándose con ello en reformas
corrientes y no estructurales como diría el Doctor Manuel Fernando Quinche.
Para ir concluyendo con este
post, diría que la constitución colombiana no ha sido blindada contra el
reformismo indiscriminado del que ha sido objeto por parte de los Gobiernos,
pero ya habrá otro espacio en el que hablare de esa dinámica política que
entorpece el verdadero ejercicio del Derecho en pro de la justicia. Lo que les
puedo decir es que nuestra constitución ha sido más de 35 veces reformada en
algunos de sus artículos, atendiendo no solo los intereses de los gobiernos,
pues hoy se habla de las multinacionales y grupos financieros como actores
importantes en la injerencia de las
políticas del Estado, por eso en este articulo hago un llamado a los juristas,
para que su labor social no sea la de simplemente litigar y asesorar, sino la
de compartir conocimientos básicos para hacer de nuestros países verdaderos
ejemplos de democracias participativas y poder decir adiós a freses como esta “el derecho está al servicio de la política y
la política al servicio del poder económico”. El Derecho al derecho.
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